El mundo al otro lado del espejo.

27.9.20


“Dueles, pero también sanas.

Estás allá donde mire, te colaste por todas mis rendijas. Y en mi miedo a quedarme sola con mi reflejo, te dejé entrar, cedí ante tu incesante llamada.
La reticencia se fue convirtiendo en cariño, poco a poco. En confianza. En ver que, quizá, sí había amor donde y cuando menos lo esperabas.

Abriste los brazos y salté. Pero sólo acomodaste mi caída.

He aprendido que, por esta vez, el capítulo ha de tratar sobre mí. Ha de ser mi era. No existe otra forma de convertir este sufrimiento en algo que merezca la pena, en adaptarse.

Si te pienso, todo se me antoja vacío de significado.
¿Quién soy yo, si tú no me miras?”