El mundo al otro lado del espejo.

1.12.10

Diciembre.

Naia se ha enfurruñado porque no encontramos el calendario de adviento.

Le he dicho que porqué no coge una golosina del bote cada mañana, que cuente ella misma los días. Pero dice que no es lo mismo, que si no las saca de los bolsillitos de su muñeco de nieve, no vale.



La pobre no sabe que en esta casa a la ilusión navideña se la mata a tiros, y que es la única boba que se queda llorando en un rincón porque quiere mantenerla viva, al menos dentro de ella.
Tampoco sabe que, realmente, no es la única. Comparto con ella ese mismo maldito infantilismo.