El mundo al otro lado del espejo.

26.5.09

Nightlife

"Le seguiría gustando sentir el tacto fresquito de las sábanas y el olor a cama recién deshecha, mientras se tumbaba y obserbaba, a través de la neblina de sus ojos, cómo la luz entraba paulatinamente en su cuarto, bañando de sentido cada objeto..."

Después de pensar esto, Naia siempre se quedaba dormida.

Justo, justo, cuando no quería.

24.5.09

Aduanas

Naia jugaba a pensar que aquellas líneas eran manchas naturales de su piel.

Y recorría los bultitos divertida; como si su dedo fuera un auto que recorría las carreteras de sus venas, pero ¡oh!
Quedaban interrumpidas por rayas marrones pintadas a través.

Tenían aduanas.

Siempre que le preguntaban, Naia decía que sus venas tenían aduanas.

23.5.09

"Tú ahora deberías ser feliz, no estar sufriendo..."

Todo lo que fue perfecto en su momento, se me va cayendo a pedazos tras cada discusión.
Añoro los besos, añoro las palabras que me hacían sentir... querida.
Amada.
Como yo le amo a él.

Y en lugar de eso me encuentro con gritos, a veces por las cosas más absurdas; con indiferencia, malentendidos, ausencia, falta de interés...

No es mi intención autocompadecerme, pero me ha costado, y me sigue costando mucho confiar en nadie, después de todo lo que ha pasado y me queda por pasar.

Y aun así, me entregué a él.
Porque veía esa mano invisible que me recogería si hacía falta, tenía esa fe ciega [y la sigo teniendo] de que me protegería y aguardaría de este mundo, ayudándome a alejarme de él poco a poco.

Y el daño lo encuentro dentro.

Mi consuelo está en saber que los sentimientos son los mismos, aunque los gestos sean otros.
Y me cuesta de creer, me cuesta de ver.


Pero esta cabeza loca se confunde y llora, reclamando un placer que parece haberse acabado...

22.5.09

Je regrette, Je lutte


Y, como siempre, el apoyo debo encontrarlo en mí.

Queda claro que nadie puede serlo todo en mi mundo.

16.5.09

Necesito...

Necesito más que nunca el cariño, ese que encontré en él.
Pero sea por la causa que sea, no lo tengo.

Mi madre me mira, preocupada ante mi llanto, y me dice que si necesito a alguien que esté siempre atento, se lo diga.

Y si no está dispuesto a darme lo que necesito, que... que acabe.

Que acabe.
¿Que acabe?
No puedo.
Las cosas no funcionan así.

Estoy dispuesta a aceptar, y a procurar que me afecte lo menos posible el echo de que yo no le inspire el mismo cariño que antes.
Mientras veo que otras personas sí.

Quiero creer que se le pasará y volveremos a estar felices el uno con el otro; quiero pensar que el error está en mí y que mía es la capacidad de solucionarlo.

Pero sigo necesitando su cariño ahora más que nunca, cuando siento que todo se me echa encima y no me basta con mi fuerza.

No, no voy a acabar.
Voy a esperar paciente a que vuelva a verme y sepa darme lo que necesito, a que haga ese esfuerzo por mí.

Porque se supone que me ama.
Y las personas que se aman lo hacen todo el uno por el otro.

Y sin embargo, tengo la inevitable sensación de que me estoy haciendo daño...

13.5.09

Porque no siempre se ha perdido la batalla


Tan sólo habría que recapacitar a tiempo, y escuchar las palabras que salen de mi boca antes de que cuelgue el teléfono y me ponga a llorar, otra vez.


Todos tenemos nuestro orgullo, pero hemos de ser capaces de tragarlo cuando toca y no dejar que enfríe o estropee las cosas que más queremos.


Sí, estoy en ello...