Añoro los besos, añoro las palabras que me hacían sentir... querida.
Amada.
Como yo le amo a él.
Y en lugar de eso me encuentro con gritos, a veces por las cosas más absurdas; con indiferencia, malentendidos, ausencia, falta de interés...
No es mi intención autocompadecerme, pero me ha costado, y me sigue costando mucho confiar en nadie, después de todo lo que ha pasado y me queda por pasar.
Y aun así, me entregué a él.
Porque veía esa mano invisible que me recogería si hacía falta, tenía esa fe ciega [y la sigo teniendo] de que me protegería y aguardaría de este mundo, ayudándome a alejarme de él poco a poco.
Y el daño lo encuentro dentro.
Mi consuelo está en saber que los sentimientos son los mismos, aunque los gestos sean otros.
Y me cuesta de creer, me cuesta de ver.
Pero esta cabeza loca se confunde y llora, reclamando un placer que parece haberse acabado...
=D Esta muy chido tu post me gusta, melancolico, algo sad, pero esta super chidisimo yeah yeah
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