El mundo al otro lado del espejo.

9.8.12

Nostalgia


Toda una vida de lágrimas
Cede a la locura y luego calla
Por amor a un día
que jamás
volverá



Naia ha vuelto a casa con las primeras luces del día, y desde el balcón ha visto un gigante de reojo que venía de tu casa. Incluso lo ha intentado dibujar.
Y se ha puesto a recordar, a mirar, a leer... se le ha pintado una sonrisa de oreja a oreja. Una sonrisa de las que lloran por dentro, de las que duelen.

Como bien dices, somos unos nostálgicos sin remedio.
Pero siempre puede traer algo bueno.

1 comentario:

  1. Recordar cosas no tiene que doler. Entiendo que pueda, pero no debería.

    Así que sí: hay que mirar adelante, con optimismo, y pensar que algo bueno puede venir.

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