El mundo al otro lado del espejo.

28.7.11

Naia...

... se acurrucó en la silla, mirando el mar a través del cristal, y se acarició el pelo aun mojado y áspero por la sal. Cogió un pequeño mechón y empezó a trenzarlo. Y luego otro, y otro, mientras suspiraba sonriente escuchando las olas ir y venir.
Le encantaba la playa. Aunque sólo fuera para notar el agua helada y contemplar lo cristalina que era cuando estaba tranquila, y esos pececillos que se acercaban a sus pies al quedarse quieta, o para jugar a la pelota aun cuando hacía viento, o...

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