... intentaba aprender a ser errante.
Nunca había tenido demasiada estabilidad, pero le costaba sobremanera irse de una casa para moverse a otra, y otra vez, vuelta a empezar. Era inevitable hacer lazos, donde quiera que fuese, algo a lo que aferrarse que no fuera ella misma.
En la cuerda floja.
Su cabeza estaba al borde del abismo.
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