El mundo al otro lado del espejo.

18.6.09

"Naia...

...estaba sentada en el sofá, aun con los ojos hinchados, y miraba hacia el vaso de zumo, sin apetito ni ganas de nada.

Aquel no era un día.
Era SU día.
Y lo había empezado llorando.

-Cómo no -dijo, dirigiéndose a la nada- Naia llorando y falta de cariño. Si no fuera así, no sería yo, ¿verdad?

La voz se le quebró, y no quiso seguir hablando.

Ifrit la miraba, desde un rincón, y pensó si le merecía la pena.Veía cómo su protegida se dejaba la piel, pero no veía si realmente le compensaba.

Y trataba de no presionarla y no ponérselo más difícil de lo que ya le resultaba, pero su instinto le pedía a gritos asirla de la mano y salir corriendo a su mundo, de nuevo.

Antes de que no quedara más que un cuerpo afligido, sin alma.

Y mientras su querido amigo seguía en esas cávilas, Naia se limpiaba el llanto de su piel con las mangas de su camisa, hasta que al fin habló.

-Aguantaré, yo, la romántica empedernida enamorada de cada estrella que ve al anochecer, hambrienta de cariño y ternura las veinticuatro horas al día, que se queda acurrucada en su rincón para esperar la calidez de su interior cuando cree que la ha perdido, que no puede dejar de abrazar el almohadón por las mañanas de lo suave que la trata, me acostumbraré al frío.

Ifrit rió, por las cosas infantiles que su niña siempre sacaba, aun cuando estaba triste."


Pero esta vez el que comenzó a llorar fue él, que ya no encontraba la felicidad en el azul de aquellos ojos que le miraban.

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